¿CÓMO ESTAN DISEÑADOS LOS REGÍMENES ACADÉMICOS EN LA REPÚBLICA ARGENTINA? (3)

Tercera Entrega

Son tiempos de revisión y reformulaciones en materia educativa. Jurisdicciones como la provincia de Buenos Aires avanzan en una reforma estructural comenzando con el régimen académico del nivel secundario. En 2018, bajo la coordinación del especialista Daniel Pinkasz, la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales realizó un análisis de los regímenes académicos en los últimos diez años para tener una apreciación de las normativas y a sus aplicaciones en siete provincias argentinas. 

Sin duda, el nivel secundario del sistema educativo argentino ha sido objeto de análisis y reformas en las últimas cuatro décadas. Sin embargo, estas reformas no han conseguido elevar los estándares de calidad al nivel de mejoras observadas en otros países. Frente a los altos índices de repitencia y abandono escolar, los funcionarios provinciales buscan modificar las estadísticas negativas, realizando ajustes en sus sistemas.

Para comprender la evolución de los regímenes académicos en la educación secundaria, es crucial analizar la legislación federal y provincial reconociendo las condiciones de escolarización que limitan el acceso, la permanencia, la finalización y el aprendizaje de los estudiantes. Esto requiere revisar las normas relacionadas con la inscripción, la estructura curricular, el régimen de asistencia, las políticas de acreditación, la evaluación, las alternativas de cursado, los procedimientos de promoción, las estrategias de agrupación estudiantil y las nuevas definiciones de la labor docente.

Tiempos escolares.

El estudio indica que la unidad de tiempo predominante en el nivel secundario es el ciclo lectivo anual. Algunas jurisdicciones han implementado la bi-anualidad en el ciclo básico. En provincias como Río Negro, el ciclo lectivo se divide en cuatrimestres mientras que otras aplican la trimestralidad. Esta subdivisión del calendario escolar afecta a todos los estudiantes, independientemente de si tienen dificultades para acreditar o no, lo que requiere que los docentes coordinen sus planificaciones y proyecten agrupaciones de estudiantes de diferentes cohortes y materias según sus ritmos de aprendizaje.

Las regulaciones buscan minimizar las barreras administrativas en la matriculación y el ingreso, priorizando la inclusión de hermanos de alumnos ya matriculados y de estudiantes que repiten el año, aunque para estos últimos no siempre se garantiza el cupo, ya que no existe una normativa específica que lo asegure. 

La organización curricular, vista como el método para agrupar conocimientos, es una dimensión clave de la estructura organizativa. Según este estudio, las siete provincias conservan la organización por disciplinas o áreas -disciplinas combinadas- como las estructuras predominantes tanto en el ciclo básico como en el ciclo orientado. Sin embargo, existe una tendencia hacia la integración de espacios curriculares que varía según la situación de cada institución. 

"Abandono en cómodas cuotas".

La presencialidad en las clases es un elemento fundamental del modelo educativo, ya que la asistencia se convierte en un requisito para la acreditación, junto con la demostración de los aprendizajes adquiridos. No obstante, lo crucial no es el conteo de asistencias, sino evitar la pérdida del estatus de alumno "regular" por inasistencias. El término "alumno/a libre" pierde claridad debido a la reciente flexibilización en el registro de faltas. Los regímenes académicos actuales permiten que un estudiante acumule más de 40 ausencias, lo que representa al menos el 70% de asistencia durante el año escolar. "Es importante insistir que la flexibilización de los requisitos de asistencia sólo tiene sentido si se la concibe como un cambio en el modelo pedagógico que no tiene a la presencia en clase como supuesto básico del aprendizaje", enuncia el estudio de FLACSO. 

En los debates sobre educación, se asume comúnmente que docentes y estudiantes están presentes en el aula. Sin embargo, los datos indican que esta suposición necesita revisión: en la educación secundaria, uno de cada cuatro alumnos (26%) admite tener al menos 20 ausencias al año, lo que representa la pérdida de al menos el 14% de los días lectivos. Para la mitad de los directores escolares, el ausentismo de los estudiantes es el mayor desafío para el proceso educativo en las escuelas secundarias del país. Así lo revela un informe del Observatorio de Argentinos por la Educación, titulado “Ausentismo estudiantil en secundaria: percepción y dimensiones”. “Menos días de clases implican necesariamente menos aprendizajes, menos socialización y más desvinculación. Si la repitencia es la antesala del abandono, el ausentismo estudiantil es en sí mismo una forma solapada y silenciosa de abandono escolar, es un ‘abandono en cuotas’ que impacta de lleno en la calidad de los aprendizajes”, afirma Bruno Videla, docente de nivel secundario en CABA y coautor del informe junto con Martín Nistal y Eugenia Orlicki, investigadores del Observatorio de Argentinos por la Educación. “Abandono en cuotas”: 1 de cada 4 alumnos de secundaria tiene al menos 20 faltas por año - Infobae

En el nivel secundario para adultos, las particularidades del estudiantado acentuaron un aumento del ausentismo, lo cual generó que la asistencia deje de ser un requisito para acreditar disciplinas o áreas de conocimiento. Las reformas recientes en materia académica han incrementado las oportunidades de compensación o intensificación como una estrategia para mitigar la disminución de matrículas al finalizar cada cuatrimestre. En el pasado reciente, el Plan FinEs 2 representó un ejemplo de implementación minimalista por parte del gobierno nacional y las jurisdicciones involucradas. Actualmente, la modalidad semipresencial y virtual monopolizan los regímenes académicos secundarios para adultos en la mayoría de las jurisdicciones argentinas.

La no acreditación no los amedrenta.

Los estudiantes actuales no se sienten intimidados por las calificaciones. Desde hace tiempo, cuestionan las opciones que la escuela les ofrece. Este posicionamiento obliga a reconsiderar el propósito de la educación y cómo recuperar el protagonismo de los estudiantes en el desarrollo de sus trayectorias. En relación con la acreditación y promoción, así como los requisitos de asistencia, estos regulan la progresión de los estudiantes en sus trayectorias educativas. La legislación de seis de las siete provincias estudiadas por FLACSO considera la asignatura o el "espacio curricular" -generalmente una materia o área- como la principal unidad de acreditación. En el caso de la provincia de Río Negro, el Reglamento Académico designa como unidad acreditable la "unidad curricular", la cual es validable, estructura y organiza los itinerarios escolares y puede adoptar diversas formas de organización pedagógica más allá de las disciplinas.

Cuando un estudiante no ha acreditado una asignatura, pueden acceder a las mesas examinadoras de diciembre o febrero o asistir a instancias de intensificación o compensación que ofrecen estrategias de aprendizaje para que, en un corto período (dos semanas, equivalentes a dos o tres encuentros), el estudiante acredite. Los egresados pueden solicitar la formación de mesas examinadoras cada mes hasta conseguir la acreditación de las asignaturas pendientes.

Otra cuestión es la correlatividad de las materias a acreditar. En La Pampa, si un estudiante ha aprobado la materia del año en curso, pero adeuda la misma materia de años anteriores, el equipo docente debe implementar evaluaciones adicionales para los conocimientos no adquiridos. Santa Cruz fue más allá; en el Acuerdo N ° 075/2013 se introdujo la "acreditación por complejidad de saberes". Con el cambio en el diseño curricular, en línea con la Ley de Educación Nacional N ° 26206, los estudiantes de la antigua EGB que habían cursado 8° o 9° año y tenían materias pendientes, podían aprobarlas si aprobaban la misma materia en el curso inmediato superior de secundaria. 

En los últimos años, las normativas han incorporado como método de acreditación a los campos integrados y otras variantes. Esto incluye dividir la acreditación anual, no la calificación, en acreditaciones parciales y progresivas; fomentar una mayor flexibilidad en los ritmos de acreditación permitiendo diferentes "tasas de adquisición" para distintos estudiantes; y establecer la "correlatividad" para que aprobar un nivel "x" de una materia implique también la aprobación del nivel anterior si aún no se ha acreditado. Esto implica, por supuesto, una organización curricular que contemple "acuerdos institucionales" de evaluación para definir los criterios de acreditación con el aval de los estudiantes. No olvidemos que hoy existen los denominados "Contratos Pedagógicos" donde cada docente acuerda con su grupo áulico los criterios e instrumentos a utilizar a la hora de evaluar. Por ello, la acreditación se ha convertido en un acto pedagógico de evaluación que implica una complejidad técnica significativa, en la que intervienen factores adicionales como la asistencia y las dimensiones actitudinales o de convivencia.

Evaluación como responsabilidad institucional.

Existe un consenso en las siete provincias sobre considerar la evaluación como una responsabilidad institucional. Este consenso parece reflejar las directrices normativas del acuerdo federal en la Resolución 93/09 y está en consonancia con la Resolución 330/17 que, como se ha indicado, recupera el concepto de responsabilidad institucional en la evaluación y acreditación, pero todo acuerdo deberá estar enmarcados en los Núcleos de Aprendizaje Prioritarios y/o en los Diseños Curriculares de cada provincia.

El proceso de evaluación se torna complejo en su implementación cuando se reconocen distintos ritmos de acreditación, lo que requiere un sistema organizacional capaz de sostener a estudiantes que progresan a diferentes velocidades, respetando el derecho a la equidad educativa. La evaluación debe estar vinculada al aprendizaje. Evaluamos para reforzar los conocimientos, para comprobar si se están adquiriendo y para ajustar los procesos de enseñanza de manera más efectiva. Es crucial considerar la utilidad de la evaluación para los estudiantes, cómo les ayuda a ganar autonomía y a comprender su propio aprendizaje, identificar sus carencias y cómo pueden progresar. Los regímenes académicos se han adaptado a esta situación mediante la aprobación de un diseño institucional que provee asistencia y acompañamiento a los alumnos. La Pampa ha implementado "instancias complementarias de aprendizaje", mientras que La Rioja ha establecido instancias de apoyo, creando Propuestas Pedagógicas Alternativas como estrategia para ampliar las oportunidades de aquellos estudiantes con asignaturas pendientes de acreditación. Además, se ofrece la posibilidad de diseñar "trayectos de aceleración" para estudiantes que superan la edad teórica esperada. Estas medidas se desarrollan de forma específica para cada estudiante o grupo de estudiantes. Río Negro distribuye durante los cuatro cuatrimestres del Bloque Académico al menos en tres períodos para la complementación y la acreditación de saberes y la Ciudad de Buenos Aires implantó Proyectos Pedagógicos Complementarios (PPC).

La decisión de promover a los alumnos anualmente es clave para el ritmo de progreso en su trayectoria escolar, que se mide en años. La promoción anual se conserva en seis de las siete provincias, aunque dos de ellas implementan un ciclo bianual para el primer y segundo año ofreciéndose una promoción condicional, sujeta a la acreditación de al menos una materia pendiente durante el año académico actual.

Nadie repite de año.

Los nuevos Reglamentos Académicos (RA) sustituyen el concepto de repetición, enfatizando la idea de transitabilidad durante el ciclo educativo, lo que permite al estudiante cursar nuevamente solo las asignaturas pendientes. Esto requiere ajustar los tiempos organizativos del colegio, ya que la recuperación de dichas asignaturas o áreas de conocimiento debe efectuarse en contra turno y de manera simultánea con las materias del nuevo curso. En la provincia de Río Negro, cada escuela cuenta con un Comité Académico encargado de decidir sobre la continuidad de los recorridos académicos de los alumnos.

Las reformas en la estructura institucional de las escuelas secundarias tienen como uno de sus aspectos fundamentales la creación de condiciones para modificar la labor docente. La organización del currículo mediante la integración de áreas de conocimiento requiere de un tiempo institucional compartido para la planificación colaborativa entre docentes como sucede en provincias como Córdoba, La Pampa, La Rioja y Río Negro.

La educación secundaria en zonas rurales está en desarrollo. El modelo institucional predominante consiste en una escuela primaria que amplía su oferta educativa a los ciclos básico y orientado. Dicha escuela rural se asocia con instituciones secundarias de áreas urbanas cercanas, las cuales suministran los docentes especializados en materias o disciplinas del nivel secundario. En Santa Cruz, mediante el Acuerdo N ° 251, se garantiza la Educación Secundaria obligatoria para todos los alumnos de ámbito rural Zona Sur bajo un sistema denominado Itinerante dejando establecido que el funcionamiento administrativo y la coordinación pedagógica del Colegio Secundario Provincial N.º 35, creado para ese propósito. Sobre la ruralidad en particular profundizaremos en futuros artículos.

Según el informe de FLACSO, los regímenes académicos del nivel secundario han experimentado cambios significativos en su diseño e implementación. Es crucial que estos cambios se produzcan. Son beneficiosos y saludables para el sistema educativo, pero como hemos sostenido en entradas anteriores, esas modificaciones deben realizarse de manera integral. La educación es una estructura interconectada y, por ende, para reformar la escuela secundaria, es necesario actuar sobre los distintos componentes.

Fuente:

Regimen-Academico-cambio-organizacion-institucional-escuela-secundaria.pdf (flacso.org.ar)

 

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