GESTION CURRICULAR. (1)
Margarita Poggi (1995) plantea que las problemáticas curriculares constituyen uno de los aspectos centrales que el director debe abordar y afrontar cotidianamente. Por ello la gestión curricular se enmarca dentro de la gestión educativa, lo que implica construir saberes teóricos y prácticos acerca de la organización de la institución, los aspectos administrativos, la interrelación con otras instituciones y con los organismos de gobierno escolar, entre otros.
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La gestión curricular implica la habilidad de fomentar la planificación, el diseño, la evaluación y la puesta en marcha de procesos institucionales idóneos para su ejecución en el aula. Esto incluye la implementación de estrategias variadas, así como el seguimiento y la valoración de la aplicación del currículo.
La orientación se centra en la formación de los estudiantes a través de la aplicación del Proyecto Educativo Institucional (PEI) en el aula. Este enfoque tiene como objetivo la mejora continua de la enseñanza en la institución.
De acuerdo a lo anterior, se sugiere trabajar en equipo y establecer acuerdos sobre la base del PEI, es decir, aspectos que resultan crítico en la enseñanza y el aprendizaje, como son: la articulación de niveles, la evaluación, la jerarquización de contenidos; la elaboración y uso de material didáctico, así como material de apoyo, la formación de los docentes, etc.
En otro orden de cosas, la gestión curricular supone entonces la focalización de algunos aspectos incluidos en la gestión educativa. Se trata de abordar centralmente los saberes vinculados con la dimensión pedagógica y didáctica; es decir en la tarea específica de las instituciones educativas: enseñar y aprender, afirmando el contrato Estado – Sociedad – Escuela.
La gestión curricular se enfoca en centrar la escuela en la enseñanza y el aprendizaje, reconociendo la relevancia de otras actividades y funciones. Se enfatiza que la administración de los aprendizajes es responsabilidad de la escuela como institución social.
En este marco, Poggi (1995) concluye que pensar en la gestión curricular implica la vinculación con:
- Los espacios y los territorios de la institución escolar, del directivo, de los docentes, entre otros.
- Los tiempos y las historias que se bosquejan, las huellas que nuestros pasos por los territorios imprimen en las instituciones que gobernamos.
- Los continentes y contenidos, aquellos que pueden corresponder nuestras intervenciones y las de otros actores (los contenidos que los docentes enseñan, los que los alumnos aprenden, los contenidos disciplinares; entre otros).
- Es el conductor pedagógico de la escuela; asesorando, evaluando y asistiendo a los docentes en el desarrollo de proyectos.
- Es el responsable de la conducción y supervisión pedagógica de la institución, a partir de los lineamientos curriculares de la jurisdicción y del nivel para asegurar los aprendizajes y la obligatoriedad.
- Es quien forma, capacita y asesora a los equipos docentes para el diseño y evaluación de sus planificaciones, promoviendo el trabajo colectivo.
- Es quien supervisa los procesos de enseñanza a través de dispositivos consensuados con los docentes con el objetivo de procurar la mejora permanente de las prácticas de enseñanza.
Creo que el desafío por delante que enfrentan las instituciones educativas, para avanzar a una mejora en la calidad en el servicio educativo, es transformarse en Instituciones que se autogestionen. Muchos especialistas en esta materia suelen escribir innumerables páginas sobre el rol de la escuela, le esencialidad de la educación, entre otros, pero poco se analiza el potencial rol territorial que tiene la escuela en la actualidad y mucho menos, la posibilidad de asumir un protagonismo a la hora de tomar decisiones curriculares mediante proyectos de acción concretos en la comunidad y monitorear el impacto de los resultados de su gestión.