ACTUALIDAD EDUCATIVA: REFORMAS EN LOS REGÍMENES ACADÉMICOS (2).

 Segunda Entrega

A partir de 2025, la provincia de Buenos Aires aplicará un nuevo régimen académico en el nivel secundario. Los medios focalizan en el fin de la repitencia, pero existen otros componentes que modificaran el modo de evaluar las trayectorias escolares.

REVISEMOS SUS ALCANCES.


El ministro de Educación de la Provincia de Buenos Aires, Alberto Sileoni, anunció una serie de reformas en el nivel secundario, que incluyen actualizaciones, nuevos diseños curriculares y un nuevo Régimen Académico (RA), entre otros aspectos. Desde la gestión de Axel Kicillof, se comunicó que la decisión de actualizar el RA responde a la demanda de transformación de la escuela secundaria.


Entre los puntos que más se destacan de la Resolución N ° 1650/2024 se encuentran:

Acreditación por materia. La calificación es por cuatrimestre y se aprueban con 7 o más. Las materias pendientes de aprobación se enseñan y estudian más porque se intensifican o recursan hasta que los y las estudiantes adquieran los conocimientos. Se establecen 4 períodos más de intensificación y profundización de la enseñanza y el estudio (períodos de 15 días al inicio y final de cada cuatrimestre, diciembre y febrero). Se pueden intensificar hasta 4 materias en total pendientes de aprobación de ciclos lectivos anteriores. A partir de la 5ta. materia pendiente, se definirá cuáles son las 4 materias que se intensifican y cuál/es se recursa/n.

Es decir, ya no se repetirá el año escolar completo y el estudiante solo necesitará intensificar o repetir, en caso de tener más de cinco materias pendientes, aquellas asignaturas que no haya aprobado durante el ciclo lectivo. No será necesario cursar de nuevo las materias ya acreditadas. La intensificación se llevará a cabo de manera simultánea con la cursada regular, de modo que no interrumpirá el progreso educativo del alumno.

A partir de lo analizado de los diferentes documentos y normativas que regulan este nuevo RA, se establecen cuatro pilares donde se sustenta la reforma: la organización escolar en cuanto al ingreso, la matriculación y la asistencia; la evaluación y acreditación; el acompañamiento de las trayectorias escolares y la convivencia escolar.

En cuanto a la asistencia, el ministerio bonaerense amplia las justificaciones en cuanto a las inasistencias a clases. Cada espacio curricular debe tener un promedio de un 75% de asistencia de clases dictadas, si no se cumple se implementarán períodos de intensificación, el cual aún está pendiente como se organizarán.

En el Documento de apoyo N ° 1 para aplicar el RA, se proponen pautas para evaluar y calificar, por un lado, las materias pendientes de acreditación y las equivalencias que se realizarían mediante comisiones evaluadoras mientras que, por otro lado, se plantea la instalación de períodos de intensificación durante los meses de julio - agosto.

En el Anexo I, la norma define al RA como un conjunto de normas que regulan la organización de las actividades escolares con el propósito de fortalecer las trayectorias, promover el esfuerzo y profundizar la convivencia democrática. Este trabajo es el resultado de una serie de encuestas, jornadas institucionales, consejos consultivos de estudiantes y de las denominadas "Conversaciones Pedagógicas" una serie de encuentros de diferentes extractos de las comunidades educativas y de especialistas de la educación.

Otro aspecto que se plantea son los componentes que conforman el RA. La trayectoria escolar parece focalizarse en profundizar los niveles de inclusión, en cuanto a los tiempos y calendarios escolares marca diferencias entre los ciclos escolares, es decir, habrá un ciclo básico comprendido por 1°, 2°, y 3° año de secundaria y un ciclo superior que completa la terminalidad con 4° y 5° año, mientras que el ciclo lectivo se desarrollará de marzo a febrero del año siguiente.

La evaluación es uno de los aspectos más debatidos. La normativa exige que se evalúe teniendo en cuenta la heterogeneidad, es decir, no solo el conocimiento sino también los aspectos socioafectivos y las condiciones de aprendizaje de cada alumno. Estos últimos son los más desafiantes al discutir cómo conceptualizar la evaluación debido a la variedad de criterios involucrados y la complejidad de su medición. Aquellos de nosotros que hemos sido formados pedagógicamente para enseñar sabemos que al evaluar se utilizan criterios e instrumentos diversos, como observaciones, trabajos entregados, exámenes [orales y escritos], portafolios, proyectos, investigaciones, entre otros. Sin embargo, muchos reducen la evaluación a una simple calificación. El nuevo Reglamento Académico de Buenos Aires establece la cuatrimestralidad y lo define como el resultado de valoraciones parciales cualitativas y cuantitativas en una escala numérica del 1 al 10, mientras que no considera evaluable la convivencia escolar.

Es interesante que, dada la magnitud de la reformulación, la evaluación se realice por disciplina y no, por ejemplo, por áreas o campos de conocimiento como lo ha hecho Río Negro. Para poner en conocimiento a los tutores de la trayectoria escolar de sus hijos, el RA propone presentar un Informe de Valoración, a la mitad de cada cuatrimestre, estableciendo tres niveles de progreso sin poner nota numérica sino conceptual: Avanzado, en proceso y con discontinuidades; un Registro Institucional de Trayectorias Educativas (RITE) al término de cada cuatrimestre y una la libreta digital anual.

En este momento, es crucial hacer una distinción. Comprendo la relevancia de mantener a los padres informados sobre el progreso, los estancamientos o las interrupciones en el recorrido escolar de sus hijos. Sin embargo, es fundamental ser selectivos al implementar numerosos instrumentos sin el apoyo de una plataforma digital eficiente que facilite esta comunicación. De no ser así, solo añadiríamos más burocracia a un sistema ya saturado de formularios y reportes. Según lo sugiere la futura Regulación Académica, los padres de estudiantes secundarios de Buenos Aires recibirían informes cada dos meses. Resta determinar si estos "controles de trayectoria" realmente asegurarán una mejora en el rendimiento académico.

El Anexo II destaca el período de intensificación, que el nuevo RA define como una fase de enseñanza, estudio y evaluación, siendo 7 (siete) la nota mínima para aprobar. Estos períodos tendrían lugar al inicio y al final de cada cuatrimestre, además de dos semanas en diciembre y dos o tres semanas en febrero, siguiendo un modelo similar al de varias provincias, como Santa Cruz. Paralelamente, se establecerán períodos de profundización para aquellos estudiantes que no necesiten intensificar conocimientos, durante los cuales se implementarán estrategias de enseñanza especializadas.

Entonces, ¿quién se encargará de regular la detección y la intervención en las trayectorias educativas que presenten dificultades para validar conocimientos? El sistema propuesto incluye la formación de un Equipo de Definición de Trayectorias Educativas, integrado por la dirección, el departamento de orientación, un preceptor y un docente. Dicho equipo se encargará de evaluar la situación académica de los estudiantes que no validen más de cuatro espacios curriculares durante las etapas de intensificación. Sin detalles sobre el diseño curricular que se implementará en 2025, surge la duda: ¿qué porcentaje significará la no validación de más de cuatro espacios curriculares, considerando el número de semanas de cada ciclo lectivo? Supongamos que, de 40 semanas de clases, 26 se destinarán al desarrollo de programas educativos y 14 a la intensificación.

El Régimen Académico dicta que, dependiendo de los recursos, espacios y tiempos disponibles en cada institución educativa, se establecerán aulas temáticas o disciplinarias, lo cual requeriría que los estudiantes se trasladen de un aula a otra. Cada materia del ciclo básico se extenderá por un cuatrimestre, excepto Educación Física. En el ciclo superior, se podrán crear espacios de proyectos con la autorización de la jefatura distrital. El régimen también permite cursar asignaturas en horarios alternativos al turno regular, posibilitando la enseñanza de materias en horarios no convencionales y la inclusión de trayectorias en conjunto con la Educación Especial. Considero que esto es factible siempre que no haya más de una institución educativa compartiendo el mismo edificio escolar.

Por último, en este anexo II se propone articular formativamente a los estudiantes egresados del nivel primario para insertarse en el secundario mediante acciones pedagógicas durante el mes de marzo.

Mientras que el Anexo III describe el ingreso y la matriculación anual de estudiantes de secundaria, el Anexo IV se centra en un momento crucial para la asistencia por disciplina. Esta continuaría registrándose diariamente con una serie de contemplaciones: los estudiantes mayores de 18 años, considerados adultos, asumen su responsabilidad en su trayectoria; cada inasistencia se registrará en un acta de notificación, teniendo presente que el rango de un 75 % de clases dadas. Si no se alcanza dicho porcentaje, el estudiante deberá asistir al período de intensificación para acreditar. Esto establece un protocolo de abordaje según la cantidad de inasistencias: cada 10 inasistencias, una notificación a los padres, pero si supera las 28 inasistencias, la institución debe de inmediato implementar un plan de continuidad pedagógica personaliza.

Hasta aquí, la reformulación del régimen académico del nivel secundario de la provincia de Buenos Aires no focaliza en algo que es determinante para mejorar los resultados de calidad educativa. Desde 2006, con la Ley de Educación Nacional, se extendió la obligatoriedad a toda la educación secundaria. Anteriormente, se consideraba que no toda la población necesitaba asistir a la secundaria. Más allá de lo normativo y legal, resulta complejo instaurar la importancia de la escolarización. Este concepto se ha difundido y se manifiesta en el aumento de las tasas de matriculación en la educación secundaria, lo cual es un logro significativo, y que esta reformulación del RA bonaerense fortalece aún más pero no interviene en otras cuestiones que continúan pendientes. La escolarización no equivale a la educación. Abordar la educación secundaria no se limita a modificar un aspecto aislado; requiere una transformación integral. Muchos problemas actuales de la secundaria se deben a una estructura escolar y un currículo que, aunque funcionales en el pasado ahora deben ser deconstruidos. Ante la necesidad de expandirse e incluir nuevos sectores de la sociedad (lo más vulnerables), así como por los cambios culturales y tecnológicos, es imprescindible replantear el sistema educativo en su totalidad. No es posible transformar la educación secundaria cambiando únicamente un régimen académico o el diseño curricular.

En la próxima entrada de este blog, abordaré algunos componentes del sistema educativo que muchos especialistas plantean la necesidad de reformular en el nivel secundario argentino.

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