ORGANIZACIÓN ESCOLAR: EL AMBIENTE EN UNA ESCUELA. 3.
Al tratar los fundamentos de la Organización Escolar debemos referirnos a sus componentes principales entre los que se destacan: el régimen de vida, el horario escolar, la capacidad de trabajo, la fatiga y el ambiente escolar, entre otros.
La organización científica de la vida de la escuela descansa en un régimen de vida adecuado del educando, el que influye en su crecimiento y desarrollo, estado de salud y capacidad de trabajo.
Abordaremos un tema que raramente se discute en talleres docentes o capacitaciones en el contexto escolar, pero que otras entidades, como empresas y organizaciones civiles, consideran al momento de organizarse o trabajar con recursos humanos en un ambiente sano y equilibrado. El régimen de vida es considerado por diversos autores como el conjunto de actividades realizadas en un periodo específico, siguiendo una secuencia y frecuencia que se adapta a las características del estudiante o su grupo. Es esencial evaluar este régimen para analizar la carga total a la que se enfrentan niños, adolescentes y jóvenes en contextos educativos.
Tal régimen debe fundamentarse en una serie de principios higiénicos que abarcan:
- Organización prefijada de las actividades.
- Alternancia racional y sistemática de las actividades.
- Dosificación de la carga física e intelectual.
Desde el punto de vista práctico la correcta organización del régimen de vida debe atender los siguientes factores:
- Las potencialidades y particularidades del desarrollo morfofuncional por edades que le permitan al escolar enfrentarse con éxito a las actividades propuestas.
- Los efectos fisiológicos que provoca cada actividad. Es necesario tener en cuenta el consumo energético que ocasiona las diferentes actividades a que se enfrentará.
- El presupuesto real de tiempo de que se dispone atendiendo a las normas existentes. Las condiciones materiales existentes.
- Cantidad y calidad de las instalaciones, de los locales, del equipamiento, las condiciones de vida y de trabajo en general.
La capacidad de trabajo como la posibilidad que tiene un individuo en un momento determinado de desarrollar la energía necesaria que demanda una tarea o actividad y cumplirla con éxito.
Se reconoce que la capacidad de trabajo general se expresa de diversas maneras, tantas como tipos de trabajo pueda realizar el ser humano. Esta capacidad implica la potencialidad energética de un organismo, en una etapa específica de su crecimiento y desarrollo, para afrontar una labor y llevarla a cabo, tanto en cantidad como en calidad, bajo ciertas condiciones. Es crucial para los educadores comprender la capacidad de trabajo, un aspecto que frecuentemente se pasa por alto.
En la institución educativa se debe realizar una dosificación adecuada del contenido para las actividades tanto intelectuales como físicas. La capacidad de trabajo y la fatiga forman una unidad dialéctica a nivel del organismo.
Los signos de fatiga identificados por diversos investigadores incluyen: bostezar durante las clases, distracción, mala postura al sentarse, cometer errores o disminuir el ritmo de trabajo respecto al inicio, y la falta de entendimiento de las explicaciones del maestro. Para evaluar los síntomas externos de fatiga en el trabajo físico, se deben observar indicadores como el enrojecimiento facial, la sudoración, la respiración, los movimientos, la atención y el estado general de bienestar. Además, los períodos en los que se reduce la capacidad para el trabajo intelectual también se consideran señales de fatiga.
El establecimiento de estas regularidades puede servir a los directivos y docentes de las instituciones educativas para:
- Organizar científicamente los horarios docentes en la sesión de clases.
- Considerar el comportamiento de la capacidad de trabajo según su dinámica y los niveles de fatiga constituye un parámetro importante señalado por múltiples investigadores para la confección adecuada de los horarios docentes.
- Considerar el comportamiento de los niveles de fatiga de los estudiantes al modelar los contenidos, métodos, medios y evaluación en las diferentes actividades docentes.
Una de las condiciones para mantener la capacidad de trabajo de los escolares en un nivel alto durante el día y la semana es la estructuración racional del horario docente. Las investigaciones de fisiólogos e higienistas han demostrado que un horario docente estructurado adecuadamente debe considerar la dinámica de las funciones del organismo y la capacidad de trabajo, tanto intelectual como física.
Es ampliamente difundida la idea de que la estructuración racional del horario docente debe considerar la alternancia de las asignaturas fáciles con las difíciles, sin embargo, resulta muy difícil determinar criterios suficientemente objetivos para ello. De ello se infiere que la alternancia de las clases debe capacitarlo para cambiar de una actividad intelectual a una física.
El Ambiente Escolar se constituye en una vía para el desenvolvimiento de la vida escolar, de forma que vaya sedimentándose un modo de concebir, de comprender, de hacer y de ser de la labor educativa de una institución y su colectivo.
El ambiente escolar responde a una cotidianeidad, a una situación laboral que es necesario sostener y perfeccionar. Está constituido por:
- Las personas que participan en el proceso pedagógico (estudiantes, trabajadores de la educación, familia y otros).
- Espacios físicos interiores y exteriores para el desarrollo de actividades docentes.
- La comunidad y sus instituciones.
En la práctica estos tres componentes del ambiente escolar forman parte de un todo, cuya interacción resulta necesaria para el desarrollo de las actividades del régimen de vida de la escuela. Para la organización escolar es imprescindible el conocimiento de los componentes del ambiente escolar, para dar un uso adecuado de estos.
Es claro que la dirección de la institución educativa debe asegurar, como parte de su gestión escolar, la higiene del entorno escolar y las condiciones requeridas para satisfacer los requisitos de cada uno de sus elementos, así como los espacios para la participación activa. De esta manera, tanto la gestión administrativa como la dirección del proceso educativo deben contribuir al sostenimiento de un ambiente escolar propicio, que sirva de cimiento para la educación integral de los estudiantes.
En próximas ediciones, definiremos el concepto de gestión y gobierno escolar, parte integrantes de la organización escolar.