ACTUALIDAD EDUCATIVA
ESTONIA, LA NUEVA FINLANDIA.
Hace tiempo, con la publicación de los resultados de las pruebas PISA 2000, Finlandia capturó la atención mundial al liderar la evaluación.
La atención de los medios se enfocó en el modelo educativo finlandés, destacando la selección de sus maestros, el prestigio de la profesión docente y la visible felicidad de los estudiantes, que se mezcla con una educación de alta calidad.
En 2015, la suerte cambió para los escandinavos, Estonia lo desplazó como el número uno de Occidente. Estonia y Finlandia tienen características comunes: ambos tienen sistemas educativos con pocos alumnos, ofrecen enseñanza pública y gratuita en su mayoría, implementan una pedagogía basada en proyectos y competencias, y consideran la educación como una prioridad social. Además, sus funcionarios reconocen el intercambio de políticas educativas entre ambos países. Qué sana envidia me da.
En los últimos años, los estonios han alcanzado el primer lugar en pruebas de ciencias, el segundo en matemáticas y el tercero en comprensión lectora, manteniéndose además constantemente entre los diez mejores en el dominio del inglés como lengua extranjera. Asimismo, superan la media europea en la proporción de adultos de 25 a 64 años que han completado la educación secundaria, con un 91% en comparación con el 76% de sus vecinos continentales.
Claves para entender el éxito estonio en materia educativa.
Poseen un sistema descentralizado y muchas decisiones se toman a nivel escolar. Sus gobiernos escolares y equipos docentes tienen una gran autonomía para decidir cómo enseñar, a qué personal contratar o qué capacitaciones brindar. Incluso tienen libertad para dar forma a sus propios planes de estudio siguiendo las pautas establecidas en los planes de estudio nacionales. Esto es posible gracias a que existe una gran estabilidad legislativa, el currículum nacional solo establece objetivos generales y los plazos para alcanzarlos, pero son los profesores lo que deciden cómo llegar a ellos.
Sin embargo, un análisis detallado revela que el sistema educativo de Estonia se fundamenta en la confianza hacia directores y docentes. No existe una jerarquía rígida. Las escuelas disponen de suficiente autonomía para gestionar el proceso educativo, una noción que resulta inimaginable en nuestro país.
Una vez dentro del sistema, existe una cultura muy arraigada de la capacitación. Según cifras oficiales, el 98% de los maestros y el 100% de los directores asistió al menos a una actividad de desarrollo profesional en el último año. El salario inicial es igual al promedio de Estonia. El piso docente está en 1.250 euros, aunque la mayoría cobra un promedio de 1.500 euros, traducido a pesos argentinos (cotización mayo 2024) $ 1.500.000.
Existen negociaciones nacionales que establecen el salario mínimo para los docentes, sin embargo, son los directivos de las escuelas quienes determinan el salario final de cada maestro. Al momento de asignar un salario a los miembros de su equipo docente, los directivos consideran los años de experiencia, las certificaciones adicionales, las actividades de desarrollo profesional, las responsabilidades administrativas además de la docencia, y tareas especiales como la mentoría y el rendimiento destacado. Un equipo directivo puede contratar y despedir a los profesores, gestionar el presupuesto y evaluar las necesidades de la formación docente. Los profesores eligen los libros de texto y los métodos de enseñanza que consideran apropiados para sus lecciones.
En Estonia, la educación general se divide en tres etapas: preescolar, básica y secundaria.
Etapa preescolar: acceden a esta etapa los niños y niñas de entre 18 meses y 7 años. Hay dos tipos de guarderías en Estonia, las municipales y las privadas. Las municipales son más económicas, ya que están subvencionadas, pero tienen una lista de espera mucho mayor que las privadas. En esta etapa, se busca potenciar el desarrollo y el crecimiento de los niños y niñas.
Etapa secundaria: esta etapa comprende desde los 16 hasta los 18 años, y se divide en educación secundaria general y vocacional. Podemos encontrar materias obligatorias y materias optativas. Se busca ayudar a los estudiantes a ser más creativos, a ser más maduros socialmente y a desarrollar sus talentos y habilidades.
Un ciclo lectivo escolar tiene 35 semanas lectivas (un mínimo de 175 días), empezando el 1 de septiembre y finalizando a principios de junio.
Disponen de cuatro períodos de vacaciones escolares: una semana en otoño, aproximadamente dos semanas en invierno, una semana en primavera y varias semanas en verano.
Estonia, la Silicon Valley europea
El 99% de los servicios del Estado están digitalizados y el 98% de los ciudadanos tiene un documento digital. Además, es el país con más cantidad de start-ups por habitante del mundo; y la educación no está exenta. A fines de los ‘90 empezaron a conectar a las escuelas y al principio del nuevo milenio ya tenían todo el sistema con acceso a Internet.La clave es que gastan sabiamente.
Se podría pensar que Estonia asigna una fortuna a la educación para mantener un sistema de alta calidad con avanzada tecnología. No obstante, en comparación con otros países europeos, su inversión es menor: el 6% de su PIB, el mismo porcentaje que Argentina debería asignar por ley y no lo ha cumplido. En términos específicos, Estonia invierte aproximadamente 7.400 dólares por estudiante, en contraste con el promedio de la Unión Europea de 10.800 dólares. La clave es que gastan sabiamente: para aumentar los salarios de los maestros, crear materiales de aprendizaje, hacer que la red escolar sea más eficiente y construir edificios más modernos que necesiten menos recursos para mantenerse después.
La experiencia educativa de Estonia ofrece múltiples enseñanzas importantes. Sobresalen la autonomía, la flexibilidad y la descentralización de su sistema educativo; el fomento de una educación vocacional en consonancia con las demandas del mercado laboral; y la importancia dada a la tecnología y la alfabetización digital.