SIN PACTO Y CON LA EDUCACIÓN A LA DERIVA.

Se ha confirmado la suspensión del Pacto de Mayo hasta lograr la sanción de la "Ley Bases" mientras la educación en Argentina continua su franco declive. 

Los ministerios de educación y los responsables de formular y gestionar la política educativa carecen de continuidad en sus funciones, y aquellos que los suceden tienden a empezar de cero, descartando lo establecido previamente. La falta de continuidad y el cambio constante impiden que las políticas educativas, que necesitan tiempo y estabilidad para echar raíces, prosperen. Aquellos que hemos trabajado dentro del sistema educativo somos testigos del agotamiento que generan en las escuelas estos cambios constantes sin una dirección definida. 

Parece que nuestra clase política se contenta en el ámbito educativo con solo pagar los salarios y mantener las infraestructuras escolares de manera precaria, evitando así reclamos sectoriales. 

Sin embargo, no lo consiguen completamente, y el paro nacional programado para el próximo 23/05 es un claro ejemplo de estos desajustes. Solo intentan declarar la educación como un servicio esencial para prevenir la falta de cumplimiento de los 180 días de clase, sin considerar la calidad de la enseñanza y el aprendizaje.

Este año, el Consejo Federal de Educación ha alcanzado un notable acuerdo sobre un plan nacional de alfabetización, cuya ejecución recae en cada jurisdicción. Este acuerdo es motivo de celebración, siempre que trascienda los eslóganes de la política educativa y tenga un impacto real en la cotidianidad del aula. No tiene sentido regalar libros indiscriminadamente, como se hizo en el pasado reciente, si esto no se acompaña de un plan con objetivos claros y un seguimiento continuo.

Mientras los Consejos o ministerios educativos se nutren de su "rosca política", las escuelas tejen su propia suerte, que a menudo resulta ser esquiva. 

Recientemente, me enteré de que un grupo de técnicos informáticos de la Secretaría de Educación Nacional está inspeccionando el estado de los gabinetes informáticos en las escuelas, los cuales deberían estar operativos desde 2015. No obstante, descubrieron que, aunque los gabinetes están instalados, muchos no se conectaron en red, impidiendo así su uso para fines educativos y pedagógicos hasta el momento. Este es el ejemplo más evidente de la negligencia y la incapacidad de la dirigencia argentina para sostener una política a largo plazo.

Como lo explicó magistralmente Mariano Narodowky en la última feria del libro, "A la política argentina, y a la dirigencia general, no le interesa la educación”, “Hasta que no ocurra que la dirigencia argentina, y no solo la política, los empresarios, los dirigentes sindicales, las iglesias, las universidades… tengan un proyecto, un plan; le pongan fuerza política, presupuesto, le pongan interés, bueno todo lo otro podemos mejorar un poco, pero va a seguir igual”.

Parece que la tendencia a burocratizar y homogeneizar las comunidades educativas es la única que se mantiene constante a lo largo del tiempo. 

Gobierno tras gobierno se empeñan en sumar regulaciones y requerimientos administrativos que llenan de papeles los escritorios de los directivos de escuela sin dejar, ni espacio ni tiempo, para el acompañamiento pedagógico de estudiantes y del claustro docente. A más formularios y expedientes que cumplimentar, menos observaciones de clases y proyectos institucionales para generar.

Sueño con que, en algún momento, nuestros líderes políticos convocarán a un congreso pedagógico que alcance un acuerdo educativo nacional acorde con las exigencias de este siglo y así superar definitivamente esta penosa realidad: estudiantes del siglo XXI siendo educados por docentes instruidos bajo principios del siglo XX, dentro de un sistema escolar del siglo XIX.





LO MÁS LEÍDO