Pacto de Mayo: Educación ¿estás?


Hace dos meses, en su discurso ante la Asamblea Legislativa, el presidente Javier Milei convocó a un "Pacto de Mayo" que se celebrará en Córdoba y consta de diez puntos considerados esenciales para los objetivos del gobierno. Por esta razón, se ha convocado a los gobernadores a participar en el evento del próximo 25 de mayo, con el fin de firmar este "pacto fundacional", condicionado a la aprobación previa de la propuesta "Ley de Bases y Puntos de Partida para la Libertad de los Argentinos".

El "Pacto de Mayo" propone acordar sobre diez aspectos políticos y económicos, tales como: la inviolabilidad de la propiedad privada; el establecimiento de un equilibrio fiscal; la disminución del gasto público alrededor del 25% del PBI; la ejecución de una reforma tributaria; la renegociación de la coparticipación federal; la explotación de los recursos naturales; las reformas laborales y previsionales; y la apertura al comercio internacional. 

No obstante, al momento de negociar, la educación no es contemplada, en un contexto que ya es desfavorable en cuanto a infraestructura escolar, rendimientos académicos, financiamiento y niveles de alfabetización. En una situación donde seis de cada diez niños son pobres, no es posible concebir un futuro compartido sin otorgarle a la educación un lugar preponderante en la agenda pública y la máxima prioridad en todos los estratos gubernamentales.

Frente a este panorama, numerosas organizaciones sociales y educativas han suscrito una solicitud, pidiendo al gobierno nacional que la educación sea la prioridad en dicho pacto político. La petición está en línea con la propuesta de los gobernadores de la Patagonia, quienes a través de lo que llaman "Pacto Federal" demandan que la educación sea reforzada con un incremento en el presupuesto nacional.

Mientras tanto, al ser interpelado sobre la omisión del tema educativo en el Pacto de Mayo, el vocero presidencial Manuel Adorni explicó que la educación "no está en discusión para nosotros en este momento". Además, agregó que "la educación pública es absolutamente transversal y, por lo tanto, no necesita ser incluida en el Pacto de Mayo".

El razonamiento es bastante peculiar, no solo debido al apoyo de una gran parte de la población a la educación estatal, evidenciado en las masivas marchas de semanas atrás, sino también porque abundan ejemplos de naciones que, al alcanzar un acuerdo y poner la educación en el centro de su agenda, han logrado desarrollo económico y social. Tal es el caso de Corea del Sur, Israel o Singapur, países reconocidos por sus pactos sociales en un marco capitalista y liberal. Incluso en nuestro pasado histórico, se dio prioridad al desarrollo educativo al adoptar la política liberal y agroexportadora de la "Generación del '80".

La educación no puede estar ausente del pacto que busca establecer los cimientos de una nueva Argentina. Sería un error tan serio como no luchar contra la inflación. En primer lugar, porque la situación actual de la educación en Argentina es tan crítica o más que la situación económica. En segundo lugar, porque más allá de la coyuntura, sin priorizar la enseñanza y el aprendizaje en la sociedad como fundamentos de una nueva Argentina, nuestra nación falla en su propósito, tal como lo expresó Juan Bautista Alberdi en sus Bases.

Es indiscutible que la educación es fundamental para el desarrollo humano y la construcción de una sociedad democrática. Diversos estudios han confirmado la relación directa entre la educación y la mejora en la calidad de vida. Un nivel educativo más bajo se vincula con altas tasas de desempleo y menores ingresos. En Argentina, cada año adicional de educación equivale a un incremento salarial del 10%, evidenciando así la importancia de la educación para asegurar un futuro esperanzador.

Hasta organismos internacionales como UNESCO consideran plausible incorporar a la educación en el Pacto del 25. "Al igual que otros países de la región, Argentina enfrenta desafíos significativos en cuanto a aprendizajes básicos: lectura, escritura y matemáticas", afirma Cora Steinberg, especialista en educación de Unicef Argentina. Existen preacuerdos alcanzados por el Consejo Federal de Educación, donde las 24 jurisdicciones definieron el Plan de Alfabetización. Por eso resulta prudente que el Pacto de Mayo sea una instancia clave “para dejar plasmado este compromiso y con ello proteger en los próximos años la inversión educativa a nivel nacional y provincial para garantizar una educación de calidad: buenos salarios para los equipos de directivos, docentes y no docentes, infraestructura, fortalecer la gestión escolar y la formación docente y asegurar recursos pedagógicos para los estudiantes”.

Para evitar que el Pacto de Mayo sea recordado como un mero acuerdo a corto plazo enfocado únicamente en equilibrar las cuentas, es crucial incorporar la alfabetización. Es imposible considerar un progreso sin reforzar la alfabetización, que constituye el pilar fundamental de cualquier diálogo sobre la educación en Argentina.

Y este no es el único aspecto a tener en cuenta en un acuerdo nacional. Asimismo, se debería priorizar la finalización de la educación secundaria en la agenda nacional, garantizando que todos los estudiantes culminen la educación obligatoria, y el acceso a la educación inicial, especialmente a los jardines maternales, como han indicado varios expertos en la materia.

Veremos qué sucede. Con el 25 de mayo a la vuelta de la esquina y a pesar de las peticiones de la sociedad civil, la propuesta de algunos gobernadores y las recomendaciones de expertos en educación, el gobierno no parece dispuesto a incluir la educación en el Pacto de Mayo. Si esto se confirma, se habrá desaprovechado otra oportunidad para asegurar un futuro de desarrollo sostenible a mediano y largo plazo.


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