MARCHA Y PRESUPUESTO UNIVERSITARIO; "SI CREEN QUE LA EDUCACIÓN ES CARA, PRUEBEN CON LA IGNORANCIA".




Hoy se llevará a cabo la marcha universitaria en reclamo por la situación que atraviesan las altas casas de estudio del país. La movilización fue concertada entre 15:30 en el Congreso de la Nación y las 17:30 en Plaza de Mayo, donde se leerá un comunicado oficial redactado por autoridades de la Universidad de Buenos Aires (UBA).

La movilización del 23/4 fue realizada en reclamo por los recortes presupuestarios sobre las universidades públicas y las medidas del Gobierno contra de la inversión científica, en tecnología y educación.

Pero ¿por qué llegamos a este punto de crisis y desentendimientos entre el gobierno argentino y las universidades conjuntamente con organismos vinculados a la ciencia y el desarrollo tecnológico? ¿qué asuntos y desafíos pendientes tienen las universidades y el estado argentino de cara al futuro?

De acuerdo con un análisis realizado por el Centro de Economía Política Argentina (CEPA), “el sueldo de un docente universitario de febrero 2024 se ubicó 29% por debajo del de noviembre 2023 y 27% menor al promedio anual del año 2023″ teniendo presente los índices inflacionarios.

Las cifras oficiales confirmadas por el secretario de estado Adorni indican que el recorte en educación fue del 70%. Los informes privados coinciden en la magnitud del ajuste. Según la Asociación Argentina del Presupuesto y la Administración Financiera Pública (ASAP), las transferencias a universidades nacionales se redujeron 34,2% en términos reales el primer trimestre 2024 con respecto a igual trimestre 2023. Para CEPA, solo en marzo la baja del presupuesto fue del 61% comparado con el mismo mes del año anterior.

En un intento por desactivar la marcha, el Gobierno de Javier Milei anunció un incremento adicional del 70% en el presupuesto universitario de mayo, que se sumará al aumento del 70% el otorgado en marzo. Así, alcanzará $14.224.732.213 mensuales para el quinto mes del año. Además, convino en realizar una auditoría.

Para Emiliano Yacobitti, vicerrector de la Universidad de Buenos Aires (UBA), el anuncio es para “subsanar el 25% del ajuste de los gastos de funcionamiento de las universidades”, que “representan solo el 10% del presupuesto universitario”, mientras que “el otro 90% son salarios, que siguen perdiendo un 35%, desde diciembre, comparados con la inflación”. En detalle: los números detrás de la marcha universitaria por la educación pública - Diarionoticias - La información de Primera 

Expuesto el panorama financiero universitario hagamos foco brevemente en el aspecto político y legal. Las universidades estatales de Argentina tienen tres funciones: la enseñanza, la investigación y la extensión. Para la Ley de Educación Superior, desarrollar de conocimiento científico, tecnológico y cultural de la Nación; y desarrollar actitudes y valores de personas responsables, con conciencia ética y solidaria, reflexivos, críticos, capaces de mejorar la calidad de vida, son algunos de los objetivos que tienen las universidades argentinas.

Es por eso que el estado argentino tiene la obligación de potenciar con políticas a corto, mediano y largo plazo su capacidad productiva sosteniendo financieramente a sus universidades y al sistema científico estatal, si se pretende encontrar soluciones a problemas globales y locales, así como para impulsar la innovación y el desarrollo.  Con más educación pública la Argentina encontrará la senda del desarrollo permanente - La Nueva

Sin embargo, quienes ejercen la política argentina parecen no haber leído el inciso 19 del artículo 75 de carta magna nacional. El mismo, faculta al Congreso nacional a decidir sobre varias cuestiones institucionales en el Estado. Y, en el final del inciso 19, deja en claro la postura que los convencionales de entonces (peronistas, radicales, de centro derecha) consensuaron para la educación superior universitaria del país: “Sancionar leyes de organización y de base de la educación (…) que garanticen los principios de gratuidad y equidad de la educación pública estatal y la autonomía y autarquía de las universidades nacionales”. En consecuencia, nadie debería desconocer esta observancia constitucional y utilizar a la educación como una herramienta de ajuste solo por concebir ideológicamente una versión minimalista del estado. Leer https://educar-hacervisibleloinvisible.blogspot.com/2024/02/financiamiento-educativo.html

Para abordar el segundo interrogante planteado en esta columna de opinión, es necesario adentrarnos brevemente en el rendimiento y la calidad que las universidades proporcionan. Habría que preguntarse; ¿Qué tipo de profesionales debemos preparar para un futuro aún no definido? ¿Qué conocimientos serán esenciales y prioritarios? ¿Cuál es la función de las universidades en la sociedad del conocimiento? ¿De qué manera influye la globalización en la educación superior de nuestros países del sur, en América Latina?

Actualmente, el país tiene más de 130 universidades públicas y privadas, y alrededor de dos mil institutos terciarios. Aunque se han logrado avances, como el incremento en el número de instituciones que ha mejorado la cobertura territorial y diversificado la oferta académica, existen indicadores alarmantes. Estos reflejan la crisis educativa que atraviesa Argentina en todos sus niveles, la cual se ve influenciada bidireccionalmente por la situación socioeconómica. Un dato revelador es que, según el Observatorio de Argentinos por la Educación, solo 13 de cada 100 estudiantes que comienzan la educación primaria finalizan la secundaria en tiempo y forma con el nivel adecuado en lengua y matemáticas, que son fundamentales si se aspira a continuar hacia la educación superior. https://www.forbesargentina.com/lifestyle/educacion-universitaria-argentina-actual-n41788#:~:text=Las%20universidades%20deber%C3%ADan%20generar%20programas%20de%20capacitaci%C3%B3n%20continua%2C,importancia%20cada%20vez%20mayor%20en%20las%20pr%C3%B3ximas%20d%C3%A9cadas.

Un estudio del Centro de Estudios de Educación Argentina de la Universidad de Belgrano señala que Argentina cuenta con más estudiantes universitarios que Brasil y Chile, sus países vecinos, pero tiene una menor cantidad de graduados. Además, la Secretaría de Políticas Universitarias informa que el tiempo promedio para que los estudiantes universitarios argentinos se gradúen es de nueve años, y solo el 29,6% de los estudiantes se gradúa en el plazo establecido para sus carreras.

Efectivamente, uno de los retos más significativos que enfrentan las universidades argentinas actualmente es la disparidad en la calidad y preparación que la educación secundaria brinda, variando según el origen socioeconómico de los estudiantes. Es crucial asegurar que todos los ingresantes universitarios dispongan de iguales oportunidades educativas para acceder al conocimiento. Una educación de calidad requiere una integración efectiva entre los niveles medio y superior de enseñanza, de modo que los estudiantes que acceden a la educación superior no vean su éxito educativo ni su desarrollo personal y colectivos condicionados desde el principio.

Para finalizar, recuerdo en este momento el Manifiesto de la Federación Universitaria de Córdoba de 1918. En aquel momento, los estudiantes emprendieron una revolución que culminó con la Reforma Universitaria de 1918. Su proclama gritó a viva voz: "Hombres de una república libre, acabamos de romper la última cadena que en pleno siglo XX nos ataba a la antigua dominación monárquica y monástica. Desde hoy contamos para el país una vergüenza menos y una libertad más. Los dolores que nos quedan son las libertades que nos faltan. Creemos no equivocarnos, las resonancias del corazón nos lo advierten: estamos pisando sobre una revolución, estamos viviendo una hora americana". Así se alcanzó la incorporación de una docencia libre y la participación del cuerpo estudiantil en el gobierno universitario.

Los jóvenes reformistas universitarios emprendieron esta acción pensando en los descendientes de la Ley 1.420, para que los hijos de inmigrantes italianos, españoles, judíos y galeses que llegaban en barcos tuvieran acceso a la igualdad de oportunidades. Lo hicieron por los egresados, para inculcar la conciencia de un compromiso ético y moral con la sociedad que, con su esfuerzo, mantiene la universidad pública y gratuita en la República Argentina. 

Hoy en día, aún nos quedan retos por delante. Ningún argentino debería ver truncados sus esfuerzos, sus sueños y su vocación por no poder sostener económicamente sus estudios. Ese es un desafío que tenemos que asumir como Nación. La igualdad de oportunidades que proporciona la gratuidad debe complementarse con la igualdad de posibilidades, para que los sectores más desfavorecidos de nuestro país también tengan acceso a la universidad. Es inaceptable que solo uno de cada cien estudiantes que inician la escuela primaria logre graduarse en el nivel superior; esto es algo vergonzoso y debe cambiar.

Después de asegurar financieramente el presupuesto universitario, es crucial que el Estado y las universidades acuerden en la flexibilidad de nuevos trayectos formativos que permitan que los jóvenes, al cambiar de universidad o carrera, no pierdan años valiosos. Es vital continuar trabajando para ofrecer carreras más flexibles y cortas, para que los jóvenes argentinos no tarden 8, 9 o 10 años en empezar a seguir sus sueños y proyectos de vida.

Tal vez una posibilidad sería potenciar planes de carreras técnicas cortas con oportunidades de empleo y, cuando sea posible en la oferta académica, a los títulos intermedios y a los ciclos de complementación curricular para aquellos que, ya integrados en el mundo laboral, deseen completar su educación y obtener un título universitario. Las instituciones de educación superior y técnica deberían fomentar la interacción entre sí y promover un diálogo más amplio con el sector laboral, para evitar ser percibidas como entornos académicos aislados.

Además, se podría fomentar la obtención de certificaciones adicionales al título que acrediten la participación del graduado en actividades como la enseñanza (ayudantías), el trabajo social y comunitario, o la implicación en proyectos de investigación científica, tecnológica o de innovación a lo largo de su formación académica. Asimismo, se podrían emitir certificaciones de recorridos formativos que sirvan como prueba de los conocimientos adquiridos para aquellos que no completen sus estudios, de manera que puedan incluirlos en su currículum al momento de buscar empleo.

Son retos significativos, pero no insuperables. Pero sin dudas, un reto aún mayor es dejar de enfocarnos en lo que nos ha dividido en el pasado y empezar a pensar en lo que nos unirá hacia el futuro. El futuro es algo que debemos comenzar a construir. Nosotros somos los arquitectos del futuro, y la universidad argentina, la universidad pública de todos, debe erguirse, mirar al horizonte y reconocer que es una pieza clave en la construcción del destino argentino.

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