LA EDUCACIÓN SEGÚN BERTIE.
RCZU3ZNHQJGCDJDVCWEROZTPFA.png (414×233) (elpais.com) |
No es la primera vez que el diputado se hace notar por sus dichos. En la página web https://puntodevistaeconomico.com/2017/06/30/falacias-de-la-educacion-estatal-por-alberto-benegas-lynch-h/ se puede leer la conconferencia pronunciada en la European Center of Austrian Economics Foundation de la Universidad de Lietchenstein, Vaduz, mayo 29 de 2015, donde enuncia y fundamenta una serie de conceptos sobre la educación y su obligatoriedad.
Empieza advirtiendo que el término “educación pública” es del todo inapropiado puesto que oculta la naturaleza de lo que se quiere transmitir. Prefiere hablar de educación estatal. “En un país civilizado, los ministerios y las secretarías de educación deberían dejarse sin efecto y las acreditaciones, en los casos en los que se requieren, serían realizadas por academias e instituciones privadas”.
Cree que los programas educativos actúan como una especie de “guillotina horizontal”, aunque aquello se lleve a cabo de modo descentralizado, siempre es el poder político el que tiene la última palabra. Aquí él ya pone bajo sospecha la idea del adoctrinamiento, temática que ya he abordado en anteriores entradas.
Respecto al sistema de vouchers, ya en ese entonces, planteaba que éstos contribuyen a que se establezcan incentivos fértiles del mismo modo que lo hacen las becas que son financiadas voluntariamente. “El problema se suscita cuando se trata de vouchers estatales” - opina Benegas Lynch- acción de gobierno que el partido libertario, al cual él pertenece, emprendió desde el Ejecutivo.
Tampoco considera a la educación como un derecho, posición diametralmente opuesta a los marcos referenciales de organismos internacionales. “No hay tal cosa. Un derecho implica que como contrapartida hay una obligación. Si alguien obtiene como salario 100 en el mercado laboral, hay una obligación universal de respetar ese ingreso. Pero si la misma persona alega que tiene “derecho” a obtener 200 que no obtiene con su trabajo lo cual es sin embargo garantizado por el aparato estatal, esto significa que otras personas serán compelidas a financiar la diferencia, lo cual lesiona sus derechos. Esta es la razón por la que el “derecho a la educación” -el reclamo sobre el bolsillo ajeno- es un pseudo derecho”.
Para Benegas Lynch, en la educación estatal aparece la indoctrinación debido a la necesaria intromisión del gobierno. Si los burócratas están a cargo de la educación de alguna manera inexorablemente influyen sobre los programas, los textos y las pautas a su cargo. “La educación demanda que no se politice si el objetivo es el establecimiento de una sociedad abierta”.
En cuanto al aspecto curricular, el diputado nacional por la LLA está convencido de que la familia debería tener voz y voto en la currícula de sus hijos y que sólo se garantice un mínimo de enseñanza básica.
Cierra su alocución diciendo: “el estado, el gobierno y las leyes no deben en modo alguno interferir con la educación. Los fondos públicos no deben utilizarse para esos propósitos. La educación e instrucción de la juventud debe dejarse enteramente a los padres y a las asociaciones e instituciones privadas”.
Sin dudas, su modo de pensar antes de asumir un cargo “estatal” (como le gusta decir) y político (de la casta) es el mismo. Es un pensamiento que va a contramano a todo lo que hoy propone el mundo de la pedagogía y alejado de el espíritu normativo que pregona la Constitución Nacional y las leyes nacionales en la actualidad.
Muchos especialistas, ex y actuales funcionarios en educación han levantado su voz contra estos dichos. Por parte del gobierno no hubo, siquiera, un tirón de orejas para Benegas Lynch. Al contrario: se lo premió otorgándole la presidencia de una comisión en la Cámara baja.
Sin palabras.