SI HABLAMOS DE DISRUPCIÓN EDUCATIVA, ROMPAMOS PRECONCEPTOS.

La educación disruptiva apuesta a modificar ciertos preconceptos enquistados en la educación actual, por ejemplo:

El “No todos pueden acceder a educación”: Este preconcepto debería estar en desuso, pero lamentablemente no lo está. Veamos qué pasa.
La pandemia impuso dramáticamente la educación en línea (plataformas educativas, aulas virtuales, bibliotecas digitales), dejando de ser “disruptiva” para convertirse en una forma más de acceder a la educación.  

Según el Indec en 2022, 9 de cada 10 personas en el país contaban con conectividad, 88 de cada 100 personas poseían aparatos de telefonía móvil, pero un 35% de los hogares no tenían una computadora. En la última década, el Estado Nacional invirtió 1.100 millones de pesos para implementar el programa “Mi Pueblo Conectado” facilitando el acceso a Internet satelital en puntos abiertos y cerrados de 370 localidades; aplicó el programa "Núcleos de Acceso al Conocimiento" instalados en entes municipales, nacionales, provinciales; organizaciones civiles o espacios terapéuticos y el programa "Conectar Igualdad" alcanzó, según datos oficiales, la entrega de más de más de cinco millones de computadoras a estudiantes y docentes de todo el país.

Pese a tamaña inversión estatal en innovación tecnológica orientada al desarrollo del conocimiento, el Observatorio de Argentinos por la Educación, con autoría de Nancy Montes, Martín Nistal y Eugenia Orlicki difundió hace un tiempo atrás un panorama poco alentador. Más de la mitad (53,3%) de la matrícula de nivel inicial, primario y secundario asiste a escuelas con conexión gratuita y provista por el Estado, pero 1 de cada 3 estudiantes va a una institución escolar que no cuenta con un sistema informatizado de gestión, léase: la información necesaria para el funcionamiento escolar diario se vuelca en papel y en cuanto a las escuelas rurales existe una brecha digital de acceso donde el 31% de los estudiantes concurren a instituciones sin internet, en contraste con el 8,2% en escuelas urbanas. Otro dato desalentador de este informe asegura que la falta de conexión es mayor en las escuelas estatales (13,2%) que en las privadas (1,9%)

A todo esto, debo afirmar que hay jurisdicciones que pese a contar con plataformas y sistemas en línea de registros de gestión educativa, estas no están diseñadas para cruzar información convirtiéndose en estanques o reservorios de datos desconectados unos de otros, perdiéndose la evolución de trayectorias escolares de una institución a otra o de una jurisdicción a otra.

Si bien las metas eran loables, la puesta en marcha de Conectar Igualdad siempre tuvo sus cuestionamientos por la falta de datos concretos sobre la mejora del aprendizaje de los estudiantes que recibieron los dispositivos desde 2010 en adelante. Dado que el programa se basó en netbooks y PCs de bajo rendimiento, la acumulación de dispositivos rotos en un corto período de tiempo aparecía como uno de los puntos más cuestionados. Juan María Segura, experto en innovación y gestión educativa (Juan María Segura | Página principal (juanmariasegura.net), aseguraba en 2020 que, cinco años después de su implementación del programa, más del 35% de los equipos no se encontraban en funcionamiento. Otro de los cuestionamientos estaba dado por la falta de promoción de un plan educativo que acompañara la medida: “entregar netbooks fuera de un programa pedagógico integral y pretender que los aprendizajes se modifiquen es como regalar autos con un tanque de nafta y creer que los problemas de movilidad quedarán resueltos”. Más claro, échale agua.

De acuerdo al sociólogo Alejandro Artopoulos, director del Laboratorio de Tecnologías del Aprendizaje en la Escuela de Educación de la Universidad de San Andrés (Udesa), las netbooks rotas acumuladas sumaban un costo aproximado 470 millones de dólares a enero de 2015. Por esa fecha, cada unidad tenía un costo de 400 dólares), lo que representa el 25% de todas las máquinas entregadas” (El Gobierno relanzó el programa Conectar Igualdad y la entrega de netbooks a estudiantes - LA NACION).

Según el Ministerio de Educación de la Nación, el Programa debía garantizar la instalación de un piso tecnológico, que involucra el cableado interno de los edificios escolares y la conexión del servidor para la instalación de una red interna en cada institución, que permita compartir información y distribuir la señal de Internet Wi-Fi. Según Anses 11.432 escuelas (entre las secundarias, técnicas y especiales) están equipadas con estos pisos tecnológicos, cifra de la que muchos especialistas desconfían. Por otra parte, según "Argentina Conectada", plan de conectividad lanzado en 2010, entre sus metas se encuentra la conectividad al 100% de todas las escuelas públicas con un plazo de ejecución entre el 2011 y 2015. Pero según el Ministerio de Planificación, para 2016 aún quedaban más de 1200 escuelas públicas sin conexión a Internet, aunque el número sería mucho mayor cuando se cuenta la capacidad para soportar la conexión de varios equipos en simultáneo.

Sumemos a esto la capacitación docente. En este aspecto no estuvo ni está a la altura de las necesidades por que dichas capacitaciones fueron virtuales, sin tutorías presenciales ni acompañamiento institucional.

Con el cambio de gobierno, el futuro del plan es incierto. Sin embargo, la entrega de las computadoras, aún parcializada y con fallas, fue ventajosa, coinciden los especialistas. Puso el dispositivo en manos de los chicos, y eso ya fue un avance. Desde lo educativo, la conclusión es que se implementó un cambio mayor en la escuela secundaria con tecnología, pero definitivamente sin innovación pedagógica.

Otro preconcepto: “Las disciplinas tienen limitantes y deben estudiarse de manera separada”. En este sentido, la educación disruptiva comprendió que el sistema económico y la sociedad actual demandan profesionales capaces de integrar diferentes áreas del conocimiento y ponerlo al servicio de resolver problemas de la vida real que rara vez están bien delimitados. Mediante tecnologías y metodologías como el aprendizaje integral por proyectos, el learning, las rutas de aprendizaje y la formación transversal sería posible que los estudiantes generen experiencias y prácticas multidisciplinaria, pero no todos los niveles educativos lo aplican (ej; universidad) y no todas las jurisdicciones tienen normativas que regulen su implementación. 

Hay avances de implementación en el campo pedagógico. Hace tiempo que los docentes venimos trabajando en la interdisciplinariedad, la multidisciplinariedad y la transdisciplinariedad, pero a veces no sabemos diferenciar una de otra. Lo que debemos tener en claro es que los conocimientos sin vinculación entre sí rompen la asimilación consciente de los conocimientos y capacidades. Lograr una adecuada relación entre las diferentes asignaturas que conforman un Plan de Estudio, influye en el consecuente incremento de la efectividad de la enseñanza tanto en términos cuantitativos como cualitativos; lo que significa una óptima preparación de los estudiantes, a la vez que exige una mayor preparación en la docencia. 

El siguiente. "La educación posibilita formar individuos preparados para el mundo del trabajo". Durante décadas, las personas estudiaban con el objetivo principal de acceder a mejores condiciones económicas. Hoy en día, otros beneficios de la educación están cobrando igual o mayor importancia. Si bien la formación académica sigue siendo una de las maneras más eficientes de alcanzar un mejor nivel de vida, la educación disruptiva apuesta a la sustentabilidad, la responsabilidad social, la ética y el desarrollo psicosocial y emocional de los estudiantes.  Por ejemplo, metodologías como las prácticas profesionalizantes no solo ponen a prueba los conocimientos teóricos y las habilidades prácticas de los estudiantes, también los llevan a tomar una postura de mayor sensibilidad frente a los problemas y retos que enfrenta su comunidad. 

La última. "Todos los estudiantes deben aprender de la misma manera y al mismo ritmo". Gracias a los avances de las neurociencias, hoy sabemos que puede haber una gran variabilidad entre los estilos de aprendizaje de los estudiantes y esto no tiene absolutamente nada de malo ni de anormal. 

El aprendizaje adaptativo, el microaprendizaje y la gamificación son tan solo tres ejemplos de metodologías que abren la posibilidad de aprender de otras maneras y que siguen siendo disruptivas, ya que no solo se adaptan mejor a la forma natural en la que el cerebro adquiere conocimiento, también les han permitido a miles de personas obtener certificaciones que no hubieran podido conseguir con educación convencional. 

En resumen, mientras que la economía, la cultura y el estilo de vida han atravesado cambios drásticos en las últimas décadas, la educación sigue anclada a paradigmas y metodologías del siglo pasado que ofrecen soluciones reales a las necesidades actuales de los estudiantes.

Muchos expertos opinan que la educación en general falla en la misión de formar ciudadanos capacitados para acceder al mundo laboral porque no reciben la formación en habilidades y capacidades que se necesitan para progresar en la sociedad digital y del conocimiento; por eso fomentar la educación disruptiva es paradigmático.

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