Genealogía de las reformas educativas argentinas: cambios, continuidades y legado.
Un recorrido por los grandes giros institucionales que marcaron la educación argentina desde 1884 hasta hoy, entre promesas de transformación y contramarchas que fracturaron el sistema.
En cada reforma educativa se esconde un país imaginado. Un país que ordena, que incluye, que excluye, que promete o que abandona. Las aulas, lejos de ser espacios neutros, se convierten en territorios donde se ponen en tensión métodos y prácticas pedagógicas. En Argentina, los grandes cambios educativos no solo modificaron estructuras y programas: abrieron grietas profundas entre generaciones, jurisdicciones y proyectos de nación. Este artículo propone recorrer cuatro momentos fundacionales —la Ley 1420, la Reforma Universitaria de 1918, la Ley Federal de 1993 y la Ley de Educación Nacional de 2006— para entender cómo la educación se convierte en campo de debate y disputas de ideas e intereses, y cómo esas disputas siguen resonando en cada rincón de nuestras comunidades, para bien o para mal.
🏛️ 1884: Ley 1420 y el orden positivista
La Ley 1420 de educación común, sancionada el 8 de julio de 1884 bajo la presidencia de Julio Argentino Roca, fue mucho más que una norma: fue el intento de consolidar un Estado nacional, moderno, homogéneo y funcional al modelo agroexportador. Inspirada en el positivismo europeo y en el pensamiento de Domingo Faustino Sarmiento, estableció la educación primaria obligatoria, laica y gratuita.
Este ordenamiento institucional convivió con una lógica de disciplinamiento cultural: borrar lenguas, costumbres y saberes populares para imponer una ciudadanía obediente, liberal y productiva. La escuela se convirtió en máquina de nacionalización, y el maestro en agente del orden. El debate sobre la laicidad escolar enfrentó al Estado con sectores de la Iglesia, marcando una grieta fundacional: ¿educar para emancipar, es decir, formar sujetos críticos, capaces de pensar por sí mismos, cuestionar el orden establecido y transformar su realidad o para domesticar, o sea, formar ciudadanos obedientes, funcionales a un credo o sistema, sin herramientas para transformar su entorno? La pregunta no es retórica: es una invitación a revisar críticamente qué tipo de educación estamos construyendo en cada momento histórico. Recuerden este lema: “La escuela debe ser la fábrica del ciudadano argentino” — pensamiento sarmientino que guio el espíritu de la ley.
🔥 1918: Reforma Universitaria y el grito de Córdoba
Treinta años después, la juventud universitaria alzó la voz. En marzo de 1918, los estudiantes de la Universidad Nacional de Córdoba iniciaron una huelga que culminó el 21 de junio con el Manifiesto Liminar. Exigían autonomía, cogobierno, periodicidad de cátedras y compromiso social. El movimiento fue reprimido por el gobierno de Hipólito Yrigoyen, que envió al Ejército a desalojar la universidad.
La Reforma rompió con el elitismo de la universidad decimonónica y se expandió por América Latina. Figuras como Julio V. González, Enrique Barros y la Federación Universitaria Argentina (FUA) impulsaron una nueva idea de universidad: más crítica, con un perfil latinoamericanista, comprometida con el pueblo. La grieta se desplazó: entre universidad torre de marfil y universidad territorio de lucha. “La juventud ya no pide. Exige que se le reconozca el derecho a intervenir en el gobierno de su propia casa” establecía el Manifiesto Liminar, 1918.
La Reforma Universitaria de 1918 dejó una huella profunda y duradera en la educación superior argentina y latinoamericana. Aunque sus resultados fueron complejos y no siempre lineales, podemos identificar varios impactos claves:
Democratización del gobierno universitario.
Se instauró el cogobierno entre estudiantes, docentes y graduados, aunque con variaciones según la universidad; la autonomía universitaria y la periodicidad de las cátedras.
Apertura intelectual y modernización académica
Se impulsó una universidad más científica, crítica y laica, en contraste con el modelo escolástico y clerical anterior; la libertad de cátedra y el acceso universitario a los sectores medios.
Límites y contradicciones
La participación estudiantil fue reconocida, pero muchas veces burocratizada o restringida por reformas posteriores. La autonomía universitaria convivió con intervenciones estatales en momentos de crisis o conflicto político (1943, 1966, 1976). El acceso a la universidad siguió siendo elitista durante décadas, sin políticas de inclusión masiva hasta el siglo XXI.
Hoy, la universidad argentina no solo enfrenta una crisis económica, sino también una disputa por su sentido: ¿es un derecho o un privilegio?, ¿una inversión estratégica o un gasto prescindible? En este contexto, defender la universidad pública implica no solo reclamar presupuesto, sino también reafirmar su rol como espacio de pensamiento crítico, inclusión social y producción de conocimiento soberano.
⚙️ 1993: Ley Federal y la fragmentación neoliberal
En plena década del ’90, la Ley Federal de Educación fue sancionada bajo el gobierno de Carlos Menem como parte de las reformas estructurales del Estado. Se descentralizó el sistema, transfiriendo la gestión a las provincias, se implementó la Educación General Básica (EGB) y el Polimodal, y se introdujeron evaluaciones estandarizadas como el Operativo Nacional de Evaluación (ONE).
La ministra de aquel momento, Prof. Susana Decibe defendió la continuidad de la ley, mientras centrales sindicales como CTERA y SADOP denunciaban la precarización docente y la fragmentación territorial. La escuela se volvió un servicio público provincial, y el docente, trabajador sin garantías. La grieta se amplió: entre educación como derecho y educación como mercancía; una tensión profunda que atraviesa las políticas educativas, especialmente desde los años ’90 en adelante. No es solo una metáfora: es una forma de describir dos modelos opuestos de entender qué es la educación, para qué sirve y a quién pertenece. “La descentralización sin recursos es abandono” consignaban los sindicatos sintetizando el malestar docente.
La reforma educativa menemista planteaba una descentralización sin recursos: cada provincia debió gestionar su sistema como hasta hoy, pero sin garantías de equidad. A modo de ejemplo, provincias como Santa Cruz o Chaco quedaron con menos recursos que CABA o Buenos Aires, generando brechas estructurales.
Se promovió la competencia entre escuelas, el financiamiento por resultados, y el avance de instituciones privadas. Recordaran tal vez el Operativo Nacional de Evaluación (ONE) y luego Aprender que se usaron para comparar escuelas, no para mejorar procesos pedagógicos.
Se aplicaron contratos profesionales temporales, con bajos salarios donde el presentismo y las remuneraciones no bonificables (en negro) superaban a veces el 25 %, y una pérdida de autonomía pedagógica bajo una lógica empresarial donde la escuela se gestiona como una empresa, con indicadores, eficiencia y marketing. El término “escuela shopping” se convirtió en una metáfora crítica de las políticas neoliberales aplicadas a la educación durante los años 90, donde el Estado llegó a ceder espacios públicos a intereses privados, desdibujando el rol social de la escuela (Ej. Caso Gestión Grosso - CABA).
En resumen, qué educación promovía la reforma de los '90: ¿la escuela formadora de ciudadanos o clientes?, ¿el conocimiento se comparte o se usa?, ¿el aula es territorio de derechos o espacio de gestión? Como enunció Pablo Pineau “La educación debe ser entendida como ‘un derecho que da derechos’. No como una simple enunciación bienintencionada, sino como clave para pensar prácticas pedagógicas que construyan un mundo más justo.” Fuente: La educación como derecho social – ISFD 29
🔄 2006: Ley de Educación Nacional y la promesa de reparación
Se impulsaron programas como Conectar Igualdad, la Educación Sexual Integral (ESI) y la Educación Intercultural Bilingüe, con participación activa de sindicatos, universidades y organismos de derechos humanos.
Sin embargo, la implementación fue desigual porque la implementación fue dispar entre provincias, con brechas en infraestructura, conectividad y formación docente. Muchas escuelas arrastraron estructuras heredadas del Polimodal o la EGB, dificultando la reorganización. Solo a modo de graficar la idea: mientras en Capital Federal el actual secundario se implementó en 2007, en Santa Cruz comenzó gradualmente a aplicarse en 2010 - 2011, sin contemplar a sus modalidades que modificaron sus planes de estudios en 2015.
“La educación debe ser el motor de la inclusión y la justicia social” expresaba Daniel Filmus en 2006. Las tensiones persistieron: ¿cómo garantizar igualdad y la inclusión en un país tan fragmentado?, ¿cómo sostener políticas nacionales en contextos provinciales tan diversos?
🧠 Reformas pendulares en territorios divergentes
Como verán, cada reforma educativa en Argentina parece surgir como afirmación de un nuevo paradigma, pero al poco tiempo otra lo contradice o lo reorganiza. Esta lógica pendular —de avances y retrocesos, de promesas y desilusiones— ha generado inestabilidad institucional, malestar en la docencia y discontinuidad en los modelos y prácticas pedagógicas.
Las leyes se redactan desde escritorios ministeriales, muchas veces alejados de las aulas y cercanos a teorías que prometen innovación y eficiencia, pero que desconocen la real complejidad del sujeto que aprende y del sujeto que enseña en todas sus diversidades. La realidad escolar permanece tensionada, fragmentada, desigual. Lo que no cambia es la distancia entre el discurso técnico y la experiencia cotidiana de quienes habitan la escuela.
🌿 Educar es también preguntarse lo que se quiso evitar
Estas reformas no son solo leyes: son huellas que dejaron una marca indeleble en las jurisdicciones y en las biografías estudiantiles y docentes. Cada una modificó la organización escolar, la pedagogía cotidiana, en la relación con el saber y con el otro. Tenerlas presentes es estratégico para repensar la educación. Ante tantos vaivenes, tantas promesas, marchas y contramarchas, cabe preguntarse:
¿No necesitará la educación argentina una revisión profunda? ¿Un nuevo Congreso Pedagógico que nos convoque a debatir de dónde venimos y hacia dónde queremos ir como país, partiendo desde la educación?
¿Qué modelo de sociedad imagina cada reforma, y por qué nunca se discute colectivamente?
¿Por qué los docentes y estudiantes siguen siendo destinatarios y no protagonistas de los cambios?
¿Cómo construir una pedagogía que no repita la lógica pendular, sino que se arraigue en el territorio y en la realidad?
¿Qué grietas queremos cerrar, y cuáles necesitamos visibilizar para transformarlas?
📚 Para seguir leyendo
🏛️ Ley 1420 de Educación Común (1884)
Ley 1420: piedra fundacional de la educación argentina – Ministerio de Cultura
Historia de la Ley 1420 – LaHistoria.info
A 140 años de la Ley 1420: significantes en disputa – Alfilo, UNC
🔥 Reforma Universitaria de 1918
Manifiesto Liminar original – Ministerio de Cultura
Manifiesto Liminar – Biblioteca Nacional de Maestros
UNESCO Memoria del Mundo: Reforma Universitaria de Córdoba
⚙️ Ley Federal de Educación (1993)
Ley Federal de Educación: cuando el fracaso educativo es un éxito – Aacademica
Impacto y consecuencias de la Ley Federal – EstudiaPuntes
Análisis del sistema educativo argentino – Monografías.com
🔄 Ley de Educación Nacional (2006)
Implementación de la Ley N.º 26.206 – CONICET
Análisis de la Ley Nacional de Educación – ClubEnsayos
Texto completo de la Ley N.º 26.206 – Educ.ar

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