ADOCTRINAMIENTO Y LIBERTAD DE CÁTEDRA EN DEBATE.
Hace unos años, conocí el caso de una familia de una estudiante de nivel secundario del ámbito público que tuvo un altercado con su profesora de Lengua y Literatura por un trabajo práctico que fue observado entre ¿signos de interrogación? en aquellas respuestas que solicitaban justificar su opinión.
Mediante un cuestionario guía, la docente había propuesto realizar una lectura y análisis de fragmentos del libro “Operación Masacre” de Rodolfo Walsh. La estudiante presentó su trabajo y al recibir su devolución, percibió que algunas de sus respuestas estaban marcadas con signos de interrogación. La familia de la estudiante intervino y solicitó a los directivos una reunión con la docente.
En la reunión, la madre de la estudiante solicitó a la docente que le explicara que estaba mal de las respuestas. La docente respondió que las respuestas del trabajo estaban correctas, pero como docente consideraba que dichas opiniones no "eran apropiadas". ¿La opinión de la estudiante debía coincidir con la del docente? La familia de la estudiante planteo a las autoridades que la docente estaba induciendo a un adoctrinamiento manifiesto a sus estudiantes, en vez de promover argumentos bajo un pensamiento crítico.
Los posicionamientos siempre son positivos pedagógica y éticamente si se asocian con los “conocimientos” de la enseñanza desarrollando capacidades como el pensamiento crítico, entre otros.
Recientemente, el presidente argentino Javier Milei reavivó el debate sobre el “adoctrinamiento escolar”. Ha dicho que la escuela pública le “lava el cerebro con marxismo a la juventud” y ha reclamado que la educación deje de ser portadora de ideologías políticas.
Cuando el presidente visitó el Colegio Copello y habló frente a los estudiantes, docentes y autoridades presentes, tuvo algunos párrafos subrayando el valor del mérito, la importancia de cultivar el espíritu crítico y de leer “las dos mitades de la biblioteca”. Destacó a los profesores que transmiten valores y hasta tuvo el acierto de recomendarles a los estudiantes la lectura de un célebre discurso de Steve Jobs en la Universidad de Stanford. Sin embargo, embarró su propio mensaje con una fuerte bajada de línea hablándoles a adolescentes de pequeñeces políticas, repudiando a sus adversarios y vanagloriándose de las “genialidades” de sí mismo.
A nivel internacional, estas expresiones suelen asociarse con fenómenos conocidos como “nuevas derechas”. Haciendo un paralelismo con el brasilero Jair Bolsonaro, el argumento por el cual hay que cambiar el sistema educativo argentino a un sistema de voucher (https://educar-hacervisibleloinvisible.blogspot.com/2024/03/sistema-de-voucher-es-viable.html), es lo ideologizadas que están las escuelas con docentes “adoctrinando” niños, niñas, adolescentes y jóvenes universitarios con ideas progresistas, socialistas y comunistas. En el Brasil de Bolsonaro, se aplicaron directivas contra docentes que leían a Paulo Freire, ocultaron los libros del pedagogo brasilero y atacaron las fuertes injerencias de contenidos de género, ambiente, historia y filosofía, entre otros, combinada con reformas estructurales.
En el canal de YOUTUBE de la Fundación Atlas, hay una entrevista a Martín Krause, referente de La Libertad Avanza, donde afirma que “el principal problema que tiene el sistema educativo es que se ha convertido en un sistema de adoctrinamiento”, que es “una estructura para controlar lo que se enseña en las aulas, con un claro sesgo ideológico nefasto” y que en materias de ciencias sociales “busca imponer (al estudiante) un contenido bien posmarxista o populista de izquierda”.
También existen asociaciones civiles que piensan que la escuela propaga por ejemplo la “ideología de género” por cumplir con contenidos legalmente establecidos en el sistema por ley (educación sexual integral, por ejemplo) y aducen que muchos docentes se posicionan desde un enfoque de género y de movimientos feministas para impartir esa enseñanza.
Estas opiniones se sustentan de casos de malas praxis de la enseñanza áulica viralizados en las redes o políticas implementadas en los últimos años como, por ejemplo, el caso de los libros entregados por MEN durante la pandemia.
Se entiende por adoctrinamiento la acción de instruir determinadas enseñanzas, ideas o creencias en los individuos. el adoctrinamiento busca persuadir, imponer y controlar las opiniones y decisiones de las personas de menos poder o influencia, empleando una serie de prácticas y medidas que enseñan valores y creencias que más tarde serán consideras como propias por los individuos.
El control social, producto del adoctrinamiento, permite que ciertos grupos sociales de élite les brinden apoyo a partidos políticos específicos y generen planes sociales o económicos en función de las personas dominadas. Este es el concepto que maneja los actuales funcionarios de gobiernos.
Retomemos la anécdota inicial. ¿se estaba adoctrinando? Todo equipo directivo debe conocer los saberes que se enseñan en su institución. Si hay planificación áulica, ese equipo directivo tuvo que haber evaluado dicho plan y observado a la docente en clase.
Desde la función docente. ¿Pensamos con qué grado de parcialidad seleccionamos tal o cual conocimiento al momento de planificar? La profe de Literatura debió planificar su clase siguiendo un programa, pero ¿qué criterio de evaluación habrá establecido? ¿qué estrategia o recurso didáctico habrá previsto para hacer el cierre de la actividad? ¿lo utilizó? Tal vez, si hubiera manifestado su posición ideológica al presentar el tema y hubiera permitido en el cierre de la actividad que cada uno de sus estudiantes pueda argumentar sus ideas más allá de coincidir o no con su postura personal, no se hubiera generado ese altercado con la familia de la estudiante. En mi opinión, no se corrió de su rol docente pero no pudo producir a partir de un debate un acto pedagógico. Ahí radica el error.
Cada vez que propongamos un debate áulico debemos garantizar un acto pedagógico, cuidando que en ese proceso cada uno sepa cuál es su rol y lo respete. Si, como docentes, no reconocemos el valor de este principio entonces expondremos permanentemente nuestro hermoso ejercicio de enseñar a burócratas y gobernantes de turno que consideran que hablar en la escuela de la realidad, es adoctrinar.
¿Por qué le cuesta tanto a la política concebir a la escuela como un espacio plural, heterogéneo, no partidizado, ni abrazado a ideas o concepciones sectoriales? La escuela pública es uno de los pocos espacios que quedan para ejercer “la educación como práctica de la libertad”, según dichos de Paulo Freire.
Para el que no está familiarizado con el mundo docente, al sistema educativo argentino se ingresa siguiendo las bases del estatuto docente (refrendado por ley) que indica cómo designar a un docente, o sea, concursando en base a un listado de puntajes por mérito. Este puntaje es el resultado de un historial de formación que ha recibido a lo largo de su carrera (cursos, carreras, concepto, antigüedad), sin distinguir ideologías, ni militancias partidarias o sociales.
¿Qué pasa con la libertad de cátedra frente al "adoctrinamiento escolar"? La libertad de cátedra es un principio jurídico que garantiza la autonomía de los docentes para impartir conocimientos y expresar sus opiniones en el ámbito académico, sin interferencias, ni censuras. Este derecho protege la diversidad de ideas y promueve el desarrollo de un pensamiento crítico en el ámbito educativo.
La libertad de cátedra está protegida por la legislación en muchos países, y se considera un derecho fundamental de los docentes. También implica la responsabilidad de los ellos de impartir una educación de calidad, basada en la objetividad, la imparcialidad y el respeto a los derechos de los estudiantes. Libertad de cátedra: ¿Qué es y cuál es su importancia en el ámbito jurídico? (palabrasdelaley.com)
En el marco de este principio, un docente no puede utilizar su libertad de cátedra para promover violencia, discriminación o cualquier otra conducta ilegal o inmoral. En algunos casos, la libertad de cátedra puede entrar en conflicto con otros derechos o intereses legítimos. Por ejemplo, puede surgir una dicotomía cuando los contenidos enseñados por un docente entran en contradicción con los valores o creencias de la familia de los estudiantes. En estos casos, es prioritario encontrar un equilibrio entre la libertad de cátedra y el derecho de las familias a educar a sus hijos de acuerdo con sus convicciones, y éste sí que es un desafío.
Convénzanse. La escuela nunca fue ni será neutral. Se habla, y siempre se habló de política en las escuelas y no por eso es un lugar de adoctrinamiento. No hacerlo implica subestimar la capacidad reflexiva de los estudiantes y la inteligencia de un/a docente para administrar la tensión entre lo qué se puede decir y lo qué no.
Si no queremos que nos tilden de adoctrinadores entonces trabajemos en el seno de cada institución escolar; donde cada miembro de la comunidad educativa ejerza su rol responsablemente, siguiendo los lineamientos curriculares y pedagógicos acordados por los entes gubernamentales, se trabaje y acuerden proyectos institucionales y áulicos en función de las necesidades del estudiantado y de la realidad social, productiva y cultural del territorio.
Como ya afirmó Mariano Narodowski, académico asociado de "argentinos por la educación" y profesor de la Universidad Torcuato Di Tella: “En Argentina no tenemos adoctrinamiento, solo (cada tanto) bajadas de línea groseras y autoritarias que hacen malas praxis educativas. El adoctrinamiento precisa que la bajada de línea sea estatal ¿Qué podría hacer Milei? Desde el gobierno nacional, poco y nada, salvo emprender una campaña de ´cambio cultural´. Alfabetizar y elevar la calidad: los desafíos de Milei en Educación - MDZ Online (mdzol.com)
Como afirmamos en párrafos anteriores, cada vez que planifiquemos nuestras clases los docentes deberán considerar que la libertad de cátedra es un derecho fundamental en el ámbito educativo que garantiza la autonomía para enseñar y transmitir conocimientos sin interferencias externas. Es esencial para el desarrollo de una educación de calidad y para fomentar el pensamiento crítico en los estudiantes, pero tiene límites y restricciones que deben ser respetados. En última instancia, es necesario encontrar un equilibrio entre la libertad de cátedra y otros derechos o intereses legítimos para garantizar una educación justa y equitativa.